
Ayudando a Martha a explorar el mundo
Martha llegó a Casa Kokopeli sólo dos meses antes de cumplir 18 años. Durante el proceso de ingreso, el personal aprendió que Martha hablaba un dialecto indígena. Tenía una capacidad limitada para comunicarse en español o inglés y se le proporcionó un intérprete. Después de los primeros días de su estadía, demostró algunos comportamientos inusuales que indicaban que necesitaría una evaluación clínica adicional.
Con estos desafíos presentados, el equipo de Kokopeli se centró en cómo podrían ayudar a Martha. Le diagnosticaron una discapacidad intelectual y se desarrolló un plan de tratamiento para ella. A medida que pasaba algún tiempo, los médicos atribuyeron algunos de los comportamientos de Martha a la falta de socialización y la ansiedad general por estar en un lugar nuevo. El clínico Ivon abogó por que el menor realizara excursiones adicionales. Él dijo: “Necesitaba abogar por que experimentará la vida fuera del albergue, sabía que esto la ayudaría con la socialización.”
Después de recibir la aprobación, Ivon llevó a Martha a visitar un parque, un centro comercial y una tienda de comestibles. Él dijo: “Pude ver a Martha crecer y florecer.”
Después de socializar más y realizar excursiones, Martha comenzó a confiar en sus cuidadores y ya no tenía miedo, “no tengo más miedo”, les dijo.
A partir de este momento, comenzó a hacer un gran progreso conductual y comenzó a interactuar con los otros niños.
Cuando se acercaba su cumpleaños número 18, su administrador de casos y su médico clínico necesitaban preparar a Martha para ser transferida de nuevo a la custodia de la patrulla fronteriza como adulta o encontrar una manera de ayudarla a encontrar un patrocinador adecuado. A través de un esfuerzo de equipo, el administrador del caso encontró a un miembro de la familia con quien reunificar a Martha. Fue reunificada apenas tres días antes de cumplir 18 años con un pariente que entendía su cultura indígena, sus necesidades de salud y lo que implicaría el cuidado de Martha.